En esta casa la comunidad organizó un encuentro con el personal que colabora en casa con su trabajo con el fin de felicitarnos la Navidad y oportunidad para agradecer lo que realizan, siendo transmisores de nuestros valores congregacionales: ser consuelo en la soledad de las personas que la experimentan.
A cada uno se le entregó, en cartulina, un corazón donde ellos mismos anotaron sus deseos que luego colocaron en el Árbol de Navidad. La comunidad nos comprometimos a llevar a la oración estos deseos e intenciones.
Hoy en nuestra casa de Valladolid, ha sido un día con un tono diferente: gratitud,
despedida y bienvenida porque Hnas. María Pilar y Araceli son destinadas a
otras comunidades y Hnas. Begoña y Ana María llegan a esta comunidad. Por la
mañana participamos en la Eucaristía con esta intención, la presidió don
Rogelio, nuestro capellán y concelebró don Miguel. Al finalizar, como signo de
bienvenida, se le entregó un ramo de flores a Hna. Begoña. Por la tarde tuvimos
un acto comunitario en el que compartimos lo que supone este momento. No cabe
duda de que, son momentos profundos, queda el buen hacer, el trabajo, el
silencio, la oración, la convivencia que precede estos acontecimientos.
Seguimos caminando, descubriendo desde la fe, el paso de Dios en nuestras vidas